Tanto los acólitos, lectores, comentadores, miembros del coro realizan un verdadero ministerio litúrgico como claramente establece la Constitución Sacrosanctum concilium1 y es por ello que se hace necesario que cada persona que desempeña alguna de estas funciones en una comunidad, reciba la adecuada formación de manera que esté penetrado del espíritu de la Liturgia y también cumpla su función debida y ordenadamente.2